
Existen muchos medicamentos de uso común que pueden producir daño hepático si se toman en exceso o si se usan incorrectamente. El hígado es el principal órgano responsable de metabolizar los medicamentos, por lo que cualquier sustancia que se ingiera puede afectar la función hepática. A continuación se detallan algunos medicamentos que pueden ser tóxicos para el hígado:
- Paracetamol: Aunque es uno de los analgésicos más utilizados, el paracetamol puede ser tóxico para el hígado en dosis altas o si se toma durante un período prolongado de tiempo. Si se toma más de la dosis recomendada (generalmente 4000 mg al día), puede causar daño hepático grave e incluso la muerte.
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Los AINEs, como el ibuprofeno, el naproxeno y el diclofenaco, son comúnmente utilizados para tratar el dolor y la inflamación. Sin embargo, pueden causar daño hepático en dosis altas o si se toman durante un período prolongado de tiempo. También se ha relacionado el uso de AINEs con la hepatitis fulminante, una forma grave de inflamación hepática.
- Anticonvulsivantes: Algunos anticonvulsivantes, como la fenitoína y el valproato, pueden causar daño hepático. Es importante realizar pruebas de función hepática antes de comenzar a tomar estos medicamentos y monitorear regularmente la función hepática mientras se toman.
- Antibióticos: Varios antibióticos pueden causar daño hepático, incluyendo la amoxicilina/clavulanato, la eritromicina y la tetraciclina. Si se desarrolla ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal o fiebre después de tomar un antibiótico, se debe buscar atención médica de inmediato.
- Estatinas: Las estatinas, que se utilizan comúnmente para reducir el colesterol, pueden causar daño hepático en raras ocasiones. Es importante realizar pruebas de función hepática antes de comenzar a tomar estatinas y monitorear regularmente la función hepática mientras se toman.
Es importante tener en cuenta que estos medicamentos no son necesariamente peligrosos para todos y que se pueden tomar de manera segura bajo la supervisión de un médico. Siempre es importante seguir las instrucciones del médico y no exceder la dosis recomendada. Si se experimenta algún síntoma de daño hepático, como dolor abdominal, náuseas o ictericia, se debe buscar atención médica de inmediato. Es recomendable realizar exámenes para verificar la salud de tu hígado, que pueden incluir estudios como ultrasonido hepático y de vías biliares, Elastografía hepática, en busca de cambios como hígado graso o fibrosis hepática.
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